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viernes, 8 de abril de 2011

Dies Irae del Requiem de Mozart



Sólo podemos imaginar qué pensamientos pasarían por la cabeza de Mozart al escribir este Requiem.

En los últimos meses de su vida, asediado por los acreedores y víctima de una enfermedad que, aunque no le impedía trabajar, le dejaba agotado y sin fuerzas, acepta el encargo de un desconocido que le propone escribir una misa de difuntos sin decirle para quién estaba destinada.

Cuentan que a Mozart le impresionó tanto la visita de este misterioso personaje, que en su delirio imaginaba que era la misma Muerte la que vino a encargarle la música de su propio funeral, llegando a desear no aceptar el encargo por miedo a que, al concluirlo, concluyese también su vida.

Pero los apuros económicos fueron más fuertes que su imaginación, y finalmente se decidió a componerlo, aunque constantemente le torturaba la idea de estar escribiendo el Requiem para sí mismo. La fuerza del Dies Irae que hoy escuchamos nos hace imaginar un Mozart asustado que se rebela con furia ante la inminente muerte. La potencia de las voces y el agitado acompañamiento de la orquesta consiguen crear una atmósfera entre aterradora y aterrada de la que no es posible abstraerse. Los cambios bruscos de carácter (en 0:49 y aún más exagerados en 1:04) hacen más palpable esta dualidad de sentimientos.

Mozart tenía razón, pero no del todo, pues aunque la muerte estaba cerca, ésta no esperó a que concluyese su obra para llevárselo. El compositor falleció dejando el Requiem inacabado, y sin conocer la identidad del oscuro caballero, que resultó no tener la explicación sobrenatural que Mozart le atribuía, sino una mucho más humana y prosaica, pues parece ser que se trataba de un noble que quería aprovechar el anonimato del encargo para hacer pasar por suya la obra del genio. La muerte desbarató los planes del usurpador, pues el Requiem, que fue terminado por uno de los discípulos de Mozart, vio la luz antes de que el encargo llegase a su destino.

Os copio el texto y la traducción para que podáis seguirlo.

Espero que os guste.

Dies iræ, dies illa,

Solvet sæclum in favilla:

Teste David cum Sibylla.

Quantus tremor est futurus,

Quando judex est venturus,

Cuncta stricte discussurus!


Día de la ira será aquel en que

el mundo será reducido a cenizas,

según los oráculos de David y Sibila.

¡Grande será el temor cuando

aparezca el justo Juez a pedir

cuentas de lo que hemos hecho!

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