Creo que pocos serán los que no conozcan esta música; a casi todos nos suenan los Carmina Burana, muchos serán incluso capaces de decir el compositor: Carl Orff, pero aún nos falta un dato importante, pues Carl Orff, compositor alemán de principios del siglo XX, lo que hizo fue orquestar (de forma espectacular, eso sí) una serie de piezas nada menos que de la Edad Media.
Los Carmina Burana son una colección de canciones escritas durante los siglos XII y XIII por unos personajes llamados Goliardos, una especie de vagabundos correcaminos, muchos de ellos monjes retirados o antiguos estudiantes que, tras abandonar las órdenes religiosas a las que pertenecían, se dedicaban a ir de pueblo en pueblo, ganándose la vida cantando canciones con temas profanos, a veces burlescos, y en muchas ocasiones bastante subidas de tono.
La particularidad de estas obras, y el motivo de que hayan llegado hasta nosotros desde una época en que la cultura pertenecía a unos pocos, y siempre de clases elevadas, es que al ser compuestas por antiguos religiosos, éstos sabían escribir, y, a diferencia de otros músicos callejeros, pudieron dejar plasmadas sus creaciones en estos manuscritos.
Hasta aquí el origen de estas famosas composiciones. Hoy escuchamos la versión que Carl Orff hizo de O Fortuna. Os dejo la letra y la traducción para que podáis seguir el texto.
Que la disfrutéis.
O Fortuna
velut luna
statu variabilis,
semper crescis
aut decrescis;
vita detestabilis
nunc obdurat
et tunc curat
ludo mentis aciem,
egestatem,
potestatem
dissolvit ut glaciem.
Sors immanis
et inanis,
rota tu volubilis,
status malus,
vana salus
semper dissolubilis,
obumbrata
et velata
michi quoque niteris;
nunc per ludum
dorsum nudum
fero tui sceleris.
Sors salutis
et virtutis
michi nunc contraria,
est affectus
et defectus
semper in angaria.
Hac in hora
sine mora
corde pulsum tangite;
quod per sortem
sternit fortem,
mecum omnes plangite!
Oh Fortuna,
como la luna
variable de estado,
siempre creces
o decrece;
¡Que vida tan detestable!
ahora oprime
después cuida
con un juego, a la fuerza de la mente
a la pobreza
al poder
disuelves como a un hielo
Suerte, inmensa
y vacía
eres tu, una rueda inestable
que manteniéndote mala
la salud es vana
siempre se puede perder;
cubierta de sombras
y de velos
también a mi me brillas;
ahora en el juego,
la espalda desnuda
llevo, por tu villanía.
La suerte de la salud
y de la virtud
me es ahora contraria;
está conduciendo
y lastrando
siempre compulsiva.
En esta hora,
sin tardanza,
amarrense las cintas con el corazón,
porque por la fortuna
derriba al fuerte,
lloren todos conmigo.
Yrene Echeverría.
www.elviolin.com
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