Un viaje por los fragmentos musicales más bellos de todos los tiempos
Audiciones Comentadas
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jueves, 18 de noviembre de 2010
Tu se morta, de Orfeo (C. Monteverdi)
Escuchamos una de las arias más expresivas de la que se considera la primera ópera de la Historia de la Música. Fue el compositor italiano Claudio Monteverdi el primero en realizar, a principios del siglo XVII, el experimento de unir teatro y música en una única obra de arte.
La historia elegida fue el mito griego de Orfeo, quien, acompañado con su lira, era capaz de entonar las más bellas melodías, de forma que, cuando él cantaba, todas las criaturas se detenían a escuchar.
Éste es el momento en el que Orfeo recibe la noticia de la muerte de su amada Euridice y, con el corazón traspasado de dolor, decide ir a buscarla empleando su música como arma para enternecer a los espíritus de las sombras.
La forma en que la música se adecúa al texto para resaltar aún más su significado se hace evidente cuando Orfeo habla de descender hasta los más profundos abismos (1:08), momento en que escuchamos la melodía desciendiendo hasta los sonidos más graves, o cuando habla de volver a ver las estrellas (1:28), elevando la voz hasta las notas más agudas, dibujando así con la música las palabras del texto.
El carácter íntimo y doloroso de este fragmento se ve intensificado por el sutil acompañamiento instrumental, como si la dolorosa pérdida de Orfeo hiciese sufrir a la misma Música.
Disfrutadla.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
J. Haydn. Sinfonía nº 45 en Fa# menor “de los Adioses” (4º mov)
A Joseph Haydn se le conoce como el padre de la sinfonía. Padre, por otra parte, de una familia más que numerosa, pues el compositor dio vida nada menos que a 104 sinfonías, consolidando esta forma musical y dotándola de su estructura definitiva.
Escuchamos una música amable y de sutil elegancia, que se enmarca dentro del “estilo galante”, característico de la música del clasicismo, en el que las frases musicales parecen pedirse permiso unas a otras para intervenir en el diálogo, como personajes de la corte en plena reunión social.
Con esta música delicada y gentil, se busca complacer al oyente sin grandes artificios, pero con una elaboración exquisita y con protagonismo absoluto de la melodía. En consecuencia, la textura musical se vuelve más ligera, siendo características de este estilo las melodías intuitivas y predecibles, con finales de frase refinados, casi aristocráticos, como si de reverencias musicales se tratase.
En la época en que Haydn escribe esta sinfonía, se encuentra en la residencia de verano de su patrón, el príncipe Esterházy, que solía pasar allí los meses estivales, pero que en esta ocasión estaba alargando demasiado su estancia, y con ella la de sus músicos, que deseaban regresar con sus familias.
Se imponía la diplomacia para hacer ver al príncipe que los músicos deseaban volver casa, y Haydn, con su particular sentido del humor, decidió componer esta sinfonía en la que en el último movimiento, que es el que ahora escuchamos, los músicos se van “despidiendo”, levantándose, apagando la vela de su atril y abandonando la orquesta, quedando solamente dos violines en el momento final (uno de ellos sería el propio Haydn), que se levantan también al terminar, sugiriendo así la necesidad de un descanso.
Parece ser que finalmente el príncipe entendió la indirecta de Haydn y los músicos pudieron disfrutar de sus vacaciones.
Disfrutemos nosotros de su música.
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